domingo, 12 de enero de 2014

¿Afición? ¿O Capricho?

Que el automovilismo es caro, no es novedad.

Como dice un amigo piloto, "a ver si a mi hijo le gusta la natación que sólo hace falta un bañador".

Básicamente para entendernos, para practicar automovilismo hace falta como mínimo UN COCHE. Y eso no es barato. Ya a partir de ahí, y dependiendo de la especialidad, te quedas ahí o te puedes gastar hasta el infinito.

El caso es que después de muchos años arrimado a las carreras, he visto "de todo", y hay un detalle que me llama mucho la atención, y es la manera en la que la gente llega a las carreras, que fundamentalmente puede ser de dos formas: Afición o capricho. Esto resumiendo en líneas generales, porque también se llega por "tradición" familiar.

El hecho de llegar a las carreras en sí, no es lo importante, sino cómo o por qué se retiran. Y ahí es donde realmente se distingue entre la afición y el capricho. El aficionado llega a correr y no se va nunca, siempre está corriendo algo, o está cerca. El "no se va nunca" es relativo, porque mientras todo va genial, corres porque sí y ya está, pero si hay problemas, te tienes que retirar aunque sea temporalmente. En estos años de crisis que corren, es muy normal que algunos nos tengamos que buscar la vida lejos de casa y en tal caso, correr simplemente un slalom, vale realmente una pasta, porque a veces implica no un cambio de turno, sino una pérdida de jornada de trabajo completo, una pequeña fortuna en combustible del viaje, y que no te sobre a fin de mes. Al final optas por dejar el coche en el garaje tapado con una manta, resistiéndote a venderlo porque sabes que ese sería el "final". Mientras esté ahí, hay esperanza. Porque de otro modo volver a arrancar sería muy complicado. Nadie en casa se mete con que tengas un remolque y un coche de carreras montado encima parados. Pero sí que sería muy complicado volver a gastarse del orden de 4 o 5000 euros para un "juego".

Es decir, hablamos de un tipo de pilotos que tienen afición y que pueden retirarse temporalmente pero con intención de volver. También hay casos de pilotos que aunque se retiraron hace mucho y no parece que vayan a volver, están siempre al día de lo que acontece en las carreras, que apoyan a sus antiguos rivales... Aunque es posible que responsabilidades familiares y laborales no los dejen volver nunca.



Pero luego están los que fueron pilotos por capricho. Y estos, ya no tienen remedio. Hay gente que corre por ver qué es eso.  Puede incluso que tengan habilidad, pero no son "pilotos". Por regla general tienen una posición económica acomodada, y salen a su primera carrera con los deberes hechos. Es decir, te aparecen en la primera prueba de su vida con un "cochazo", con un remolque a estrenar último modelo y con una caterva de amigos que parecen una nube de "tiffosi" de la Scudería. Corren un par de años y luego desaparecen del panorama como si nunca hubieran existido.

Dejaremos a un lado a esa clase de individuos que no corren porque ellos gastan en mecánica, no en licencias ni inscripciones... Y mucho menos a los fantasmas; bueno sí, vamos a hablar un poco de los fantasmas porque lo de estos es para hacérselo ver, y yo en primera persona dispongo de una muy jugosa anécdota.

Pilotos fantasma son aquellos que corrieron ya hace unos años, que lo ganaron todo y que se retiraron porque no tenían rivales. Uno, que tiene buena memoria, que hasta hace poco era capaz de enunciar todos los vencedores de todos los slaloms desde que se iniciaron en 1988 y completarlo con la máquina que conducían, sigue preguntándose como en aquella temporada 92 que se la repartieron al alimón Ángel Almagro y Miguel Ángel Zarzuela... ¿Quién demonios es ese tipo llamado "Antonio Español Español" que lo ganó todo con un poco probable Talbot 150 y que además no fue a la última en El Puerto (curioso que ese año fue Bahía Sur) porque tenía puntos de sobra para ser campeón sin correr la prueba? Precisamente el año más ajustado, el año en que después de 6 pruebas en el provincial se llegaba a la séptima y última con un sólo punto a favor de Almagro.

El Talbot 150, un improbable coche ideal para los slaloms ratoneros de finales de los 80 y principios de los 90.
Pero sin duda, la mejor anécdota de piloto fantasma la viví yo en mis propias carnes en 2006. Fue precisamente durante el slalom de El Puerto, estábamos mirándole presiones al Seat 1200 Sport para salir a disputar la prueba cuando se me acercan un grupito de chavales y me preguntan si soy yo el que corre con ese coche; contesto que sí. En eso uno del grupo salta y me dice que con ese coche corría su colega en 2003 y que ganó el último slalom de ese año en Sanlúcar y fue campeón provincial con él. Yo mirándolo con cara de póker, "sí, sí, claro, claro". Un coche que fue de 1991 a 1995 de Zarzuela, de 1996 a 1998 de Daniel García Jurado y de 1999 hasta prácticamente la actualidad, mío, incluyendo ese año 2003, en el que la última prueba también se disputó en El Puerto y que además llegué en 5ª posición del campeonato por detrás de Rafael Moreno, Rubén Partal, Antonio Collantes y José Carlos Peña, y que con una estupenda 2ª manga y aprovechando el error de mis rivales, conseguí acabar el campeonato en 2ª posición. Pero o el 1200 tenía la virtud de la bilocación y había un espacio-tiempo paralelo, otra línea temporal que diría Doc Brown.
Digo yo que este sí que era el coche ideal para los slaloms, sólo había que ver el mejor crono de los rivales y si por ejemplo era 1 minuto y 15 segundos, bastaba con viajar en el tiempo 1 minuto en la recta final del recorrido, que ahora que son rápidos, se podría poner el De Lorean a 140.
Volvemos al hilo inicial. Hemos hablado de pilotos por afición, por capricho y nos quedan los pilotos de tradición familiar. Y es que la cosa va en los genes. Son muchas las sagas familiares que han competido, y casi siempre con buenos resultados, porque los predecesores, en una época en que correr era difícil, corrían porque tenían afición de verdad. Así podemos recordar, y pido disculpas a los que me deje atrás, que en su día corrieron los hermanos Machio, con BMW 318i y Autobianchi Abarth, los hermanos Porcar con 205 GTi y AX GT, Ángel Almagro Jr. hijo del tristemente desaparecido Ángel Almagro "el jerezano volador", Rafael Ramírez hijo del piloto del mismo nombre, que incluso debutó con un coche de su padre en el Bahía Sur de 1993 siendo menor de edad; los hemanos Ollero, Paco y Bartolomé, primero individualmente con Seat 127, Citroén 2CV y luego como pareja o sólo Paco con Talbot Samba, 205 Rallye, 106, Mitsubishi y un largo etc. También han corrido hermanos Collantes para perder la cuenta, Antonio, Manolo y Luismi en una ocasión con el AX Sport... Y lo que viene que no es moco de pavo. Diego Narbona sobrino de Javier "figura" Galán, Francis Reina y su padre, los hermanos Hita, Luis Gutiérrez, hijo del espectacular Luis "Tirante" y su primo Miguelón (y también su tía, "la niña de jerez" que relevó a Luis Sr. a principios de los 90 con un 127 de lunares). En los últimos tiempos Moisés Cabalga, hijo de J.J. Cabalga, y los que vendrán, que ya hay cantera.

Luis Gutiérrez en la puntilla, slalom de El Puerto de Santa María de 1989
Lo cierto, y por ir concluyendo, es que en mi opinión, el verdadero aficionado es aquel que correo o quiere estar corriendo, y si no puede ser, está en una cuneta presto a ayudar o a organizar una prueba. Pero aquel que dice que correría si no tuviera que tramitar papeles, aquel que te dice que ganó todo lo que se ha corrido (y lo que no), o el que se gasta una fortuna en sacar el mejor coche, con el mejor equipo y luego no se le vuelve a ver jamás... Ese no es aficionado. Les daremos el beneficio de la duda de que probaron y no les gustó.

También puede ser que después de gastarse un dinero importante y no ganar, les pudo el ego. Tal vez  esto haya que vivirlo desde el principio, igual que el mercado laboral, saliendo primero con lo mínimo, después ir engordándolo y finalmente tener algo "serio". Al hilo de esto también soy partidario de mantener la base, no ir cambiando de coche frecuentemente porque nunca terminas de conocer la máquina que tienes.

De todos modos, mi agradecimiento a los aficionados y bienvenidos a los caprichosos. Al fin y al cabo, las listas de inscritos no están como para ponernos delicados.

Nos vemos en la próxima.